Historia del cine hongkonés - Parte 6 -.

El cine negro

Seguimos con el artículo que escribió Nuria Álvarez Macías para  - The Cult -

El film noir hongkonés es la fuente de inspiración de muchos argumentos de Hollywood, y sirve como referente internacional del thriller más genuino.

Si existe un director que ha reinventado el thriller en la ex colonia, ese es Johnnie To. Pero no ha sido el único dedicado a este género.

El estreno de Infiltrados, de Martin Scorsese, puso de moda la película en que se inspiró: Infernal Affairs (2002), de Andrew Lau.

Lau es un cineasta por descubrir. Lanzó al estrellato a unos jóvenes pandilleros que revolucionaron el cine de tríadas, dotándolo de glamour y de estilismo. Me refiero a su saga Young and dangerous. ¡Nada menos que seis entregas! Es en ese ciclo donde se consolidaron estrellas de la talla de Eking Cheung o Jordan Chan, dos referentes de la música pop, con numerosas fans a sus espaldas (Ten en cuenta que no es raro encontrar allí a actores que sacan discos).

Young and dangerous (1996) significo una revalorización del cine de acción , y causó furor en la juventud de Hong Kong. Posee un ritmo rápido y una fotografía muy cuidada, que recuerda los anteriores trabajos de Lau como operador a las órdenes de Wong Kar Wai (As tears goes by, Chungking espress) o de Ringo Lam (City on fire).

Infernal Affairs compone una saga de tres películas. Sus creadores, Andrew Lau y Alan Mak, redefinen el tema del infiltrado en el cine policiaco.

Me explico: hasta esa fecha era muy común encontrar la figura del infiltrado heroico, que se alista en una banda mafiosa para derrotarla desde dentro. El gran acierto de Infernal Affairs fue el de jugar con dos infiltrados. Por un lado, se aseguraba la fidelidad del espectador con el rol del policía camuflado (un soberbio Tony Leung Chui Wai), y por otro, presentaba a un integrante de la tríada como topo dentro de la policía (un versátil y magistral Andy Lau).

Este hilo argumental, con el trasfondo de la religión budista, colocaba a unos personajes en un tablero en el que no era posible jugar con fichas blancas o negras. Por su complejidad psicológica y ética, ambos personajes quedaban fuera de posturas maniqueas. El hecho interpretar una vida falsa hacía que sus identidades se confundieran de tal forma que necesitasen renacer de nuevo. Esto es lo que, en una bellísima escena en la azotea, el topo mafioso le pide al policía infiltrado. Comenzar desde cero.

 
Sin embargo, como bien dice la sentencia budista “los semejantes seréis lanzados al infierno de Avinci y continuareis sufriendo eternamente sin ninguna posibilidad de huir”.

Andrew Lau quiere enfatizar cómo ambos héroes están en un infierno continuo. De él ya no pueden salir. Es indudable que Infernal Affairs marcó tendencia y generó la moda de los thrillers con el juego del infiltrado. Citaré On the edge (2006), Wo Hu Moving Targets (2005) y Color of the loyalty (2005).

El remake de Scorsese es más bien una copia. No me extraña nada que Scorsese quiera adaptar otro trabajo de Andrew Lau, Confession of the pain (2006).

Este último es un trabajo menor. Inmaculado en su parte artística, pero quizá no tan redondo en su argumento. A todo esto, nos olvidamos de que Andrew Lau ya ha estrenado su primera película norteamericana, El caso Wells (2007), protagonizada por Richard Gere.

Otro realizador, Soi Cheang, aporta frescura al género del thriller. Hay una película suya que es sumamente interesante, Love battlefield (2004). En ella, Soi Cheang coquetea con varios géneros, pero desemboca en un intenso cine negro.

Su protagonista se ve metido en una espiral de violencia al ser raptado por una banda de criminales. Alejándose de toda acción efectista y coreográfica, Cheang construye un film sólido, intenso, de corte realista. Con un movimiento de cámara perfecto.

Hay otro buen thriller del mismo realizador, Dog Bite Dog (2006). Esta vez, el protagonista es un joven camboyano, criado en la miseria. Este hombre es adiestrado para convertirlo en máquina de matar, como si de un perro se tratara. De forma paralela, un joven policía se ve inmerso en la investigación de una de las matanzas del “perro”. Ahí se inicia una persecución que llevará a ambos hasta una lucha final, que Cheang escenifica como una auténtica pelea de rottweillers.

Es una película austera, oscura, fotografiada con tonos ocres. Soi Cheang evita la teatralidad y opta por la crudeza.

Paradójicamente, una parte de la crítica ha denunciado su excesiva violencia. Y eso me parece, cómo poco, una paradoja. ¿Qué diremos entonces de la categoría III?

Sé que cualquier comparación es odiosa pero les animo a hacer una prueba: pónganse cómodos y vean tranquilamente Untold story (la más salvaje categoría III) y, posteriormente, Dog Bite Dog. Después de eso, ya hablaremos.

Wilson Yip

Queda por citar un director por el que siento verdadera debilidad: Wilson Yip. Resumir en unas pocas palabras toda su trayectoria me parece un ejercicio bastante difícil, pero lo voy a intentar. Si algo hay define el cine de Yip es su forma de matizar el género.

Dicho de otro modo: se siente a gusto en los distintos géneros, pero siempre los sabe llevar a su terreno. Cuando Yip aborda una película de terror (Bio-zombie), le da un giro poético, y aporta dosis de comedia, acción y drama.

Su gran virtud es que consigue ironizar o inspirar ternura sin que el drama pierda ni una pizca de intensidad. Y esto se advierte en thrillers tan poderosos como Bullets over the summer y Juliet in love, ambas protagonizadas por Francis Ng.

En la primera, una pareja de policías trabaja en las labores de vigilancia de una banda mafiosa. Ocupan la casa de una anciana senil, que confunde a los agentes con sus nietos. Esa relación entrañable que se construye en el pequeño piso da luego paso al thriller más convencional.

El final dramático también sirve de cierre a otra de mis películas favoritas, que es precisamente Juliet in love. En este caso, un mafioso de bajo nivel y una camarera viven una bella y creíble historia de amor. Adoptan por un tiempo a un niño, y eso les permite dar rienda suelta a todas las emociones que hasta ese momento no habían experimentado. Como ven, la ternura y la poesía se sobreponen aquí a los códigos del género.

Claro que a Wilson Yip también le gusta la acción. Últimamente forma un tandem perfecto con Donnie Yen, uno de los mejores coreógrafos de lucha. Ambos están relanzando la industria del film noir de artes marciales con títulos tan taquilleros como S.P.L., Dragon Tigre Gate y la reciente Flash Point.

Una mirada hacia el futuro

Obviamente, después de ser referente para el cine de acción internacional, los discursos del cine de Hong Kong se están agotando, y su gran presencia comercial ahoga a algunos directores que no encuentran salida, con la excepción de Fruit Chan. No obstante, su historia cinematográfica ha demostrado que cuando viejas fórmulas se han agotado, una nueva generación de cineastas ha sabido insuflarle nuevas inquietudes. El camino que seguirá esta cinematografía no lo podemos predecir.

Dejaremos que sus creadores sigan sorprendiendo a los enamorados de este “Planet Hong Kong”, como en su día lo denominó el crítico David Borweld.

En todo caso, pensando en todos aquellos lectores que estén interesados en esta cinematografía, acabo con un par de recomendaciones.

La primera es el libro Made in Hong Kong, de Domingo López , que es una exhaustiva y muy amena guía de películas.

La segunda, en la que también está involucrado Domingo López, es la revista mensual CineAsia, la primera revista de cine asiático que se edita en España, y que incluye interesantísimos artículos, notas y reportajes de actualidad.

Video Tributo Infernal Affairs.

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